Cuando llegó a nuestros crosses acababa de cumplir los 17 años. De hecho los había cumplido solo cinco días antes de plantarse en Valonsadero y acabar con la tiranía de su compatriota Timoty Toroitich. El también ugandés había ganado en Soria los tres años anteriores pero hincó la rodilla ante su joven heredero que dio toda una exhibición y le sacó 22 segundos en meta. Había nacido una estrella que volvería a tieras sorianas para ganar al año siguiente. Entre medias se plantó en Venta de Baños para brindarnos una carrera espectacular en la que solo pudo batirle en los últimos metros otra joven estrella emergente, el etíope Selemón Barega. Los dos, que fueron la sensación de aquella temporada, repitieron puestos en Elgoibar y una campaña después, recién cumplida la mayoría de edad, Kiplimo ganó en Alcobendas. Su último gran triunfo en nuestro calendario fue en Sevilla 2019 estrenando otra rivalidad histórica con otro de los mejores fondistas actuales, Joshua Cheptegei. Poco después se alzó por primera vez con el título mundial de campo a través, algo que repitió después en 2023 y 2024. El campo a través le va como anillo al dedo y también la distancia aunque de momento lo único que se le resiste es un oro en pista (fue bronce en los Juegos de Tokyo 2020 y también bronce en los 10 000 del mundial de Eugene dos años más tarde).
Este fin de semana, a punto de llegar a su madurez atlética, Jacob Kiplimo ha maravillado en Barcelona batiendo el récord mundial de medio maratón. El estratosférico tiempo (56 minutos y 42 segundos) desafía las leyes que rigen el poderío humano porque supone correr, durante casi una hora, a menos de 2 minutos y 42 segundos cada kilómetro. El ugandés hizo dos "diezmiles" seguidos a 26´ 53´´ y cada cinco kilómetros le salieron a 13´26´´. Un récord, lo dicho, estratosférico para un super atleta a quien tuvimos la fortuna de tener en nuestros crosses donde, ojalá, algún día vuelva.
