En línea de salida también muchas atletas conocidas por todos los amantes del cross y nuestros organizadores. Empezando por Beatrice Chebet, ganadora este año en Elgoibar y, hace pocos días, campeona olímpica de 5000. En esa distancia no estuvo Rahel Daniel, ganadora en Elgoibar el año pasado, a quien hemos visto también en Itálica, donde no pudo ganar. También Lilian Rengeruk, la atleta que llegó descalza a meta en Elgoibar en 2021 en una imagen icónica por la gran cantidad de barro que hubo esa edición. Y que tambien ha corrido Itálica, donde en 2020 ganó otra de las contendientes en la final de hoy, Margaret Chelimo. Mismo año en el que se impuso en el cross de Cáceres, la ugandesa Sarah Chelangat. Y para finalizar el turno de africanas, y también corrió la final de 5000, la burundesa Francine Niyomukunzi, ganadora en Amorebieta en 202. Y entre las europeas hoy en línea de salida la italiana Nadia Battocletti, a quien vimos en Alcobendas y que fue cuarta en la final de 5000 también en París. Y Alessia Zarbo, francesa, a la que vimos esta temporada correr Alcobendas y algun cross más.
Y con las ganas de estar ahí Likina Amebaw, que renunció a correr por Etiopia y que este año ha ganado varios de nuestros crosses. Afincada desde hace años en Peguerinos, solicitó hace meses por escrito la nacionalidad española. Algo que nos contó en el pasado cross de Alcobendas en la presentación de la tarde anterior con el seleccionador José Peiro delante. Desde entonces no ha vuelto a saber nada y ha tenido que conformarse hoy con ver la final por televisión preguntándose por qué en esta cuestión no se mide a todos por el mismo rasero.
Y volviendo a la línea de salida reseñar dos gestas tremendas, la de Gudaf Tsegay, que corrió la final del 5000, hoy el 10 000 y mañana el 1500. Y la de Siffan Hassan, que corrió la del 5000 y la de hoy tomará parte en menos de dos días en la maratón que cierra los Juegos en la capital francesa.
La final salió lenta con las favoritas dejando hacer y Rahel Daniel marcando el ritmo en cabeza. Para sorpresa de todos la eritrea no llegó al tercer kilómetro de la prueba, en uno de los abandonos más extraños en la historia del atletismo. La japonesa Gashima tomó su lugar en cabeza pero siempre con Chebet muy atenta en segunda posición. Tras el paso por el cuarto kilómetro la kazaja Jepkemei se puso primera y así pasó el ecuador de la prueba a un ritmo, eso sí, muy cómodo para las grandes favoritas. Por fin, tras el paso por el seis, la keniana Kipkemoi, aceleró el ritmo para, por primera vez, firmar un kilómetro en tres minutos justos. El resultado fue dejar por delante a tres compatriotas suyas, a tres etíopes y a la campeona europea, Battocletti. La siguiente en eliminar rivales con su fuerte aceleración fue la etíope Gebreselema, que dejó el grupo de cabeza en trece atletas, con Hassan cerrando. La carrera, muy táctica, no encontró a nadie que la lanzara de verdad hasta la última parte. Solo Niyomukunzi se quedó rezagada y a seiscientos metros del final aún doce corrredoras tenían opciones de medalla. La última vuelta fue una locura con las grandes intentando no quedarse encerradas por dentro para poder tener salida en el momento decisivo. Incluída una increible Battocletti, a la que la carrera le fue como anillo al dedo, y logró una impresionante plata muy cerca de Chebet, que logró su segundo oro en París. La tercera fue Siffan Hassan, remontando desde atrás pero, sin duda, la gran noticia fue la italiana, habitual también en nuestros crosses, que suelen servirle cada año para preparar el campeonato de Europa. Esperemos que este año no sea una excepción.
Alberto Calleja